Ver a nuestros seres queridos pasarla mal nos hace sufrir a nosotros también, y no es distinto para un padre que ve a su hija triste por algo. No es distinto y ni debería ser.
Yo no soy mamá pero no me imagino ser posible que un padre o una madre vea mal a su hij@ y no sufra también.
Y en un intento absolutamente comprensible de ayudar, de consolar, de sacar el malestar de su hijo (y también el suyo) pueden, sin malas intenciones, minimizar lo que el hijo/a siente por ejemplo bajando el perfil de lo que le está contando. Frases que van en este sentido son “no es para tanto”, “mira el lado bueno de las cosas”, “ya mañana todo va a estar bien”.
El tema es que, muchas veces, hacer eso acaba teniendo justamente el efecto contrario de lo que esperan. Si un hijo tiene una tristeza tremenda y escucha “no te sientas así, no es para tanto” paradójicamente se va a sentir peor. Quizás se sienta poco comprendido, que no puede contar sus cosas a nadie o que está exagerando.
Sin duda, con toda la buena intención, minimizar provoca el efecto contrario de lo que uno quiere provocar.
La siguiente frase es de un padre a quien atendí esta semana que creo que resume bien este punto:
"Ahora que lo pienso si me cuenta algo de ella, es que para ella es importante.
Yo lo minimizo, le bajó el perfil le quitó el peso intentando ayudarla, le digo rápidamente cómo solucionar la situación.
Pero no debería...
Debería preguntar: ‘¿qué crees tú que deberías hacer’? o bien solo dejarla hablar [...].
Es que claro, si no fuera
importante no me lo diría.